Ellos conviven conmigo cada día,
aparecen sin aviso, haciéndo ruido;
invaden cada poro de mi piel,
traspasan mis sentidos
y colapsan mi pensamiento.
Sus formas son muy diferentes;
en ocasiones se presentan como lágrimas,
a veces, estallan en la carcajada
y en ocasiones, ambos se acompañan.
Suelen mover bruscamente mi alma,
hacen que gire como una noria;
pueden hacer que tiemble, que grite,
o simplemente dejarme paralizada.
Ellos son parte de mí,
amados y rechazados al mismo tiempo
mas siempre parte de mí;
sentimientos anclados en mi ser,
magia que nace muy dentro de mí.
2 comentarios:
Hermoso poema.
Es lo que somos. Un puñado de sentimientos.
Y afloran y titilan poderosamente a cada momento.
Un gusto, Erika.
Que tengas buena tarde.
Gracias por visitar mi pequeño mundo Joel. Es cierto, somos sentimientos, malos o buenos, pero eso somos, y doy gracias por tenerlos.
Un abrazo
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