Mar ausente
Si desertase el mar,
si nos huyese;
si una mañana descubriéramos
que en su lugar no hay nadie,
sólo un profundo abismo
huérfano,
lleno de sal que nos entronca
con cualquier continente;
y advirtiéramos que su abandono
sustrajo nuestra condición de isleños.
Desesperados
nos apuraríamos a gritar hasta desgañitarnos,
suplicando su regreso
Y lloraríamos a mares
un llanto inagotable,
un lloro a raudales,
oleadas de lágrimas
hasta anegar su ausencia.
Si desertase el mar,
si nos huyese;
si una mañana descubriéramos
que en su lugar no hay nadie,
sólo un profundo abismo
huérfano,
lleno de sal que nos entronca
con cualquier continente;
y advirtiéramos que su abandono
sustrajo nuestra condición de isleños.
Desesperados
nos apuraríamos a gritar hasta desgañitarnos,
suplicando su regreso
Y lloraríamos a mares
un llanto inagotable,
un lloro a raudales,
oleadas de lágrimas
hasta anegar su ausencia.
Marcos Martín Artiles
De su libro Jarcia, 1992
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