14 agosto 2018

Las manecillas






Ojalá esas manecillas se paren
deteniendo cada momento,
colocando el mundo al alcance
sin resonar en los oídos
mientras se ve pasar el tiempo.


¡Qué paren las horas, los minutos!,
mi corazón late sin segundero,
mis sueños desconocen los horarios,
la esfera no encierra sentimientos
limitados por un reloj viejo.


Siguen en movimiento...
esas agujas implacables,
esos calendarios veloces,
desconocedores de mil verdades
que duermen entre sus espacios.


Y repentino calla el tic tac
sorprendiendo a quien escribe,
dejando incertidumbre;
el desconcierto aturde
cuando se silencia la costumbre.

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