16 noviembre 2017

Cartas

 
 
         He escrito tantas cartas en mi vida que a veces se convierte en algo automático. A veces escribo cartas que nadie lee, que no tienen destinatario ni remitente, simplemente unas palabras que me apetece expresar. Sin embargo, jamás te he escrito a ti. Tal vez por dejadez, por no saber que decir o por no encontrar el momento, jamás lo hice.


      Brotas de mis manos y de mis labios en el más profundo de los silencios. No me atrevo a definirme como aquellos que de forma tan hermosa te crean pues para mí eres sagrada. Llenas cada vacío e invades mi alma creando mi libertad. Las lágrimas te han creado y las sonrisas han resultado de ti. Eres mi historia, mis días, mis amores, mi inocencia, mis desvelos, mis llantos, etc., tú eres todo lo que yo soy pues te he ligado a mí con el lazo más fuerte que se crea en este mundo.





       Escribí tu nombre con letras doradas en mi corazón para no olvidar que me sacaste del abismo, que salvaste mis días, que me enseñaste un camino. Quise conocerte plenamente y me atreví a darte voz dentro de mi extremada timidez. Fue la mejor sensación que tuve, poner mi voz en ti, darte forma, sentido, sentimiento. Te escribí junto a muchos amigos, pedacito a pedacito por el simple hecho de sentirte cerca. Entré en tu mundo y tú creaste el mío, conocí tus distintas formas, sigo adentrándome en ese paraíso, descubriendo cada día una manera de hacerte más mía. Ahora ya no te busco, tú llegas sola, abrazada a mis lágrimas y a mis sonrisas, a mis momentos, regalándome tu caricia.



    Seguramente ya sabes quien eres, ya sabes por qué te escribo. No tienes que contestar, contestas a cada llegada, cada vez que me sorprendes en la madrugada, cuando naces de un objeto, de una palabra, ahí está tu respuesta. Sí, mi querida poesía, tú me has dado toda la energía que siempre necesité, y no yo no soy poeta, tampoco lo quiero ser, sólo quiero amarte, hacer por ti lo que pueda hacer.



    Yo no hago promesas, y no las voy a hacer, pero estoy segura de que jamás te volveré a abandonar. Cuando me fui una vez tú volviste, me diste todo sin pedir nada, sigues sin pedir regalándome tu poder y la fuerza de tu palabra para sobrevivir en una sociedad que a veces me desagrada. No te dejaré de nuevo, ahora nos une un lazo que no se puede romper y ese lazo es mi gran esperanza.




Te quiero, mi poesía adorada


Un beso, de quien tanto te ama.




No hay comentarios: